domingo, 18 de enero de 2009
Es complicado, pero divertido.
Cuando hurgo entre mis recuerdos me vienen tropecientos y más: el olor de la pintura cuando nos mudábamos a una casa nueva, lo que quemaba la arena y lo lejos que había un hueco libre en la playa, las veces y veces que me he caído (torpe de mí), un vestido azul de florecitas pequeñitas pequeñitas estampadas, el movimiento del rabo de mi gato cuando se mosqueaba, el sonido que hacía el Canal + cuando estaba codificado, los libros de lectura de primaria, el uniforme del colegio que mira que daba calor en verano, las pataditas que daba mi hermano en la barriga de mi madre, los días que me quedaba en casa cuando estaba enferma, los suspensos en matemáticas, los primero noviazgos, el primer beso, carcajadas sin motivos aparentes con gente a la que sigo apreciando, tardes y tardes de ordenador e intentos de creatividad, dolor por los pies planos, berrinches por hacerme mujer y, quizás, un poquito de amor.
Y me pongo a pensar y a escribir a lápiz en mi cabeza la historia de otra manera: ¿Qué hubiera cambiado? ¿Y si todavía siguiera mirándote de esa manera? ¿Y si existiera esa química de la que tanto habla la gente pero que, por desgracia, tan pocos han llegado a conocer? Ciertamente, todo sería perfecto: música, letras, tú guitarra, yo voz, tú artista, yo “musa”.
Pero, aunque no creas en el destino, yo aún sí y así lo ha querido, que nos compliquemos la vida, que no todo sea tan fácil y tan previsible. Somos amigos y te puedo jurar, aunque no me guste hacerlo, que es muchísimo más divertido que ser algo más que eso. Bueno, más que eso ya lo somos, somos mejores amigos, tú un gran pilar para mí, una persona de las que ya pocas quedan en el mundo y me siento afortunada por haberte encontrado en ese preciso momento. Todo lo que hemos vivido nos ha servido para aprender, ¿sabes?, no hemos hecho nada en vano. Ahora nos conocemos (o eso creo), y estoy segura de que nos apreciamos mucho más que antes. Me has enseñado una barbaridad, he aprendido a ser más persona y eso es algo muy grande. Tantos valores, tantas maneras de pensar, la paciencia, la intriga y los suspiros por nada, tantas cosas que agradecer y tan pocas palabras.
Creo que está todo como tiene que estar, gracias a ti por ser tú mismo y por aguantar mis neuras y mis tonterías de adolescente hormonada en exceso.
Contigo los “te quiero” no se desperdician, lo sabes, ¿verdad?
domingo, 11 de enero de 2009
¿Y si nos caemos al vacío?
Quizás no sea tan vacío como lo imaginamos. A lo mejor hace calorcito, hay alcohol y buenas personas. ¿Seguir viviendo en la faz de la tierra? A veces no merece la pena aguantar...
¿Quién se viene conmigo a los confines?
¡Prometo risas!
Y algún que otro abracito, canciones romanticonas, consquillas y demás cosas de esas que nos gustan a las personas.
¿Quién se viene conmigo a los confines?
¡Prometo risas!
Y algún que otro abracito, canciones romanticonas, consquillas y demás cosas de esas que nos gustan a las personas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)