domingo, 8 de febrero de 2009

Ya no tienes nombre para mí.

Se te agotaron las oportunidades, y eso que, normalmente, no dejo pasar ni una a los demás. Pero, está claro, no eras como los otros. Puedes llamarme masoquista, perdedora, infantil, lo que se te ocurra. Pero, gracias a Dios o a lo que quiera que sea, con los años se aprende, se madura y, al recordar lo pasado me pregunto:


¿Cómo?

Así, sin hacer mucho ruido, en voz baja para no sentirme demasiado estúpida,


¿cómo pude perder tanto tiempo queriéndote?
Estuve loca por unos años pero, hoy por hoy, por muy 8 de febrero que sea, por muchas cosas que nos hallamos dicho o no, por los "te quiero", que no sé si fueron verdaderos, ya no importa, hoy por hoy todo, y escúchame bien, absolutamente todo es distinto.
Por suerte o por desgracia

ya no existes.

Desde hace mucho tiempo mando yo en mi cabeza

y en mi corazón.



Y siempre llegamos a la misma conclusión, "Qué asco de tíos".
Él se lo pierde.