martes, 9 de marzo de 2010

Me he levantado sentimental y me temo que me iré a la cama con la misma sensación. Ha sido difícil despegarme las sábanas, lo he hecho hasta con rabia al creer que la habitación olía a ti. Pero no, mi mente ha vuelto a jugármela aunque, tan sólo es una niña que quiere jugar a las sombras en la pared de mis sueños, haciéndome creer que estás cerca cuando lo único que compartimos es la visión de un mismo cielo. Hoy, por lo menos, no ha llovido y sé que mientras alzas la mirada al claro firmamento, sonries. Eso es lo que a mí me hace realmente feliz.
No quería escribir sobre esto, más bien venía a hablar de una poesía que me había emocionado al escucharla en la televisión, fíjate qué cosa. Acabo de darme cuenta de que los mejores regalos que me han hecho jamás han sido recitados o escritos, siempre acabo llorando con esas cosas y, aunque pueda sonar masoquista, lo admito: me encanta llorar. Pero no llorar de impotencia ni por tener la verdad en mis narices y no ser capaz de verla, no. Me gusta que me tiemblen las entrañas y que mi cara esboce una estúpida sonrisa que nada sea capaz de borrarla, que se me salten las lagrimas y que no me salga la voz. ¿Acaso no es genial que lo que mi cerebro siente y no es capaz de decir salga de tus labios? Se me eriza el vello de sólo pensarlo.
Si es que eres un maestro, digas lo que digas. A pesar de ser una montaña rusa emocional, me mantengo estable por tu equilibrio laberíntico del cual soy dependiente. Me proporcionas lo que necesito y no me intoxico, aunque me extasio y vuelo tan alto que sólo reacciono cuando estoy en el tren de vuelta a casa. Qué pena, me cortan las alas en el momento más álgido pero sé que, algún día, el tiempo no será nuestro enemigo, más bien, un aliado.
¿Vas a concederme el placer de abrir juntos una puerta y descubrir qué nos depara el mañana? Parece que mi mente no se ha cansado todavía, aunque se me cierren los párpados casi al ritmo que tecleo. Pero, es tarde, y empiezo a enmudecer. Me voy a la cama pero, no sin antes abrazarme la almohada para intentar consolar a esta tonta que, todavía, sigue emocionada por la estúpida poesía:

[...]
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!

Mientras sigamos mirándonos y diciéndonoslo todo,
amándonos sin necesidad de mediar palabra,
habrá poesía.

2 comentarios:

Smily dijo...

Dios.
Qué entrada más... emotiva.
En serio, me he emocionado :(

¡Un besazo!

Anónimo dijo...

¡Qué bien escribes, jodía! Claro que sí, claro que habrá poesía mientras algo tan bonito como lo vuestro exista... (L)

Espero que no te agobies mucho este segundo y nada esperado cuatrimestre... Todo pasará, ¡todo pasará! Mejor centrémonos en disfrutar, que si no vamos listas.

Loffff.